El cielo estaba hermoso, como todos los días. Le di gracias a Dios por ese nuevo día que empecé leyendo la Biblia, el libro del profeta Isaías en el capítulo 32. Tomé un baño y me puse a leer el libro Marketing en la Pequeña y Mediana Empresa. Durante el resto de la mañana realicé las tareas de cada día y escuché música. Por la tarde almorcé y después ayude a mi hermanito con sus tareas. Después de eso aproveché para hacer las mías. Por la noche cené, compartí un tiempo con mi familia.
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